Si trabajas en
una oficina entenderás de lo que hablo.
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Todos los
veranos es lo mismo, nosotros prendemos el aire y ellas lo apagan. Comienza de
manera sutil esperando que nadie se de cuenta y corremos a prenderlo o ellas a
apagarlo, pero con el paso de los días se va perdiendo la sutileza y comienza a
ganar el enfado y los reproches. Ellas nos tratan de acalorados y alzados;
nosotros de menopáusicas (por más que tengan 20 años), es una rutina que se
repite en todas las oficinas y la mía no es la excepción.
La
refrigeración central del edificio donde trabajo consta de dos motores a fuel oil de más de 30 años, uno de ellos no funciona desde hace varios años y es
canibalizado para mantener el motor que funciona. Esto hace que conseguir una
temperatura fresca lleve más tiempo por lo que los problemas con las compañeras
se agudizan ya que si ellas lo apagan recuperar la temperatura es una odisea.
Este problema que se repite en todas las
oficinas se debe a que hombres y mujeres tenemos metabolismos diferentes y en
los años 60 cuando comenzó a generalizarse el uso de aire acondicionado se
utilizó una formula compleja para calcular la temperatura ideal que incluía el
metabolismo solo de los hombres, más exactamente de hombres de 40 años de unos 70 Kg .
El resultado de
esta fórmula nos lleva a los problemas actuales en las oficinas, de seguro no
fue con la intención de generar diferencia de genero. Hay que tener en cuenta
que en los años 60 y 70 el porcentaje de mujeres en las oficinas era muy
inferior al actual, además los hombres utilizan ropa y zapatos más abrigados
que las damas. Las sandalias y faldas acrecientan la diferencia térmica entre
ambos sexos que de por si es de unos 5 grados.
Actualmente se
está tomando conciencia de esta “discriminación” y varios estudios recomiendan
ajustes en los ambientes de trabajo para equiparar y que todos trabajen lo más
cómodo posible; esto va a ser muy gradual ya que se requiere de un cambio de
mentalidad en todos nosotros. La próxima vez que en sus trabajos tengan
problemas con este tema recuerden que hombres y mujeres somos diferentes y nadie en la
oficina tiene la culpa de este problema.
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