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“El sueño de todo político es ser como Mickey Mouse: ser tan simpático que todo el mundo olvide que es una rata”
Espero
que sus estómagos hayan soportado la primera parte de esta turbia y desconocida
historia para la mayoría, porque acá les traigo la segunda y ultima parte. Más
obscura que la primera donde el simpático Mickey se vuelve adicto a las drogas
y traficante.
Esta
historieta de los años 50 nos muestra a Mickey y a su amigo Tribilin (Goofy si prefieres)
volverse adictos a una bebida energizante llamada Peppo . Esta bebida le pega
tan fuerte al ratón que decide ir con el distribuidor para conseguir más y ser distribuidores del producto para volverse ricos. Este
les explica el negocio, Mickey junto a Tribilin firman un contrato (es todo
legal).
A los pobres les toca ser distribuidores en África, sorprendidos en un principio, ambos amigos se embarcan al continente negro donde luego de un sin fin de peripecias consiguen hacer adicto a un jefe tribal, haciendo realidad su sueño de convertirse en millonarios.
Aquí
Mickey pasa de ser un consumidor a ser un traficante, el Pablo Escobar de
Ratolandia. Hoy en día las bebidas energizantes no están bien vistas cuando su
consumo es abusivo, pero recordemos que esta historieta es del año 1951 y los
efectos nocivos de éstas no eran muy conocidos en esos días.
Hay
muchos ejemplos de bebidas o drogas que en un comienzo fueron tratadas como
inofensivas o incluso con propiedades curativas, como la Coca Cola en el siglo
XIX, incluso Freud recomendaba la cocaína para algunos tratamientos. El pobre
Mickey no fue la única caricatura que tuvo problemas con las drogas, cuantos de
ustedes recuerdan a los Ositos Gummi que se drogaban con el jugo de
Gummiballas.
Más abajo les dejo algunos fragmentos de la tira cómica.
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