Imagen. |
Este
es un descubrimiento científico que por lo menos hasta el día de hoy no hay
indicios de que vaya a salvar a nadie, mejorar la calidad de vida de la gente o
esclarecernos el porque de nuestra existencia. Pero ver este fenómeno en acción
nos va a hacer decir “¡¡Hoooo!!” por
lo curioso y extraño que resulta a la vista.
A
finales del siglo XIX (1893) el británico William Armstrong fue el primero en
documentar el puente que se crea entre dos recipientes de agua que puede ser
estirado hasta 2,5 cm
sin romperse. A pesar de ser un fenómeno conocido desde hace más de un siglo solo
en años recientes se puede decir que se popularizo gracias a científicos de
Austria que reprodujeron el experimento en la Universidad de Graz de aquel país europeo logrando que el puente se mantuviera durante 45 minutos.
Al
inyectarle electricidad al agua, esta toma temperatura lo que aparentemente es
el motivo por el cual el puente se termina rompiendo.
Es
bastante sencillo de reproducir, solo necesitas dos recipientes casi llenos (2 o 3
milímetros antes del borde) de agua desionizada enfrentados y colocar en uno de ellos un polo
positivo y en el otro uno negativo. Luego se le suministran 15 KV de
electricidad; de inmediato el agua sube al borde del recipiente para unirse con
su vecino. Si aumentan a 25 KV los recipientes con agua pueden ser separados
hasta 2,5 cm
sin que se rompa el curioso puente.
La
cosa va más o menos así pero la electricidad es cosa seria y no les recomiendo
que lo intenten ustedes.
El
fenómeno hasta el día de hoy no tiene una explicación completa, pero los
científicos creen que la electricidad crea un campo eléctrico polarizando la
superficie del líquido, lo que facilita el contacto de los dos volúmenes de
agua y permite la existencia del puente de agua sin apoyos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario