Cuando
pensamos en la momificación se nos viene a la cabeza los antiguos egipcios
sacándole el cerebro por la nariz a los faraones difuntos, es un proceso que
eriza la piel y nos quita el hambre.
Siendo
la más famosa, la momificación egipcia, no es la única. Alrededor del mundo
existieron muchas civilizaciones que sepultaban a sus muertos de esta manera
con algunas variaciones en el método que dependían del clima, los tabues de las
distintas sociedades o el desarrollo de cada civilización. Pero algo que tenían
en común todas era que las realizaban a los muertos.
Momia Sokushinbutsu. |
Todas
excepto los Sokushinbutsu, una torcida secta budista del norte de Japón que existió en el siglo XV. Estos
monjes tenían un sistema, hoy extinto, de automomificación en vida que consistía
en tres partes divididas en 1000 días cada una de éstas.
La
primera de las etapa es una dieta que consistía fundamentalmente de frutos secos, con
esto se eliminaba la grasa del cuerpo y retrasaba la descomposición del cuerpo
luego de la muerte. La segunda etapa, también de 1000 días se basaba en la
ingesta de un te venenoso de hojas del árbol Urushi, éste te les provocaba vomito,
sudor y la necesidad de orinar de forma casi constante llevando al cuerpo a una
deshidratación extrema. Y la acumulación del veneno hacia que los gusanos no se
comieran el cuerpo luego del deceso.
En
la tercera y última etapa se colocaba al endeble monje en posición de loto
dentro de una tumba hasta que este muriera, su única conexión con el mundo
exterior era una caña de bambú por la cual le llegaba el aire y una campana que este
tocaba todos los días hasta su muerte. Cuando la campana dejaba de sonar era la
señal para sus compañeros de que este había muerto, entonces estos retiraban la
caña y sellaban la tumba y esperaban otros 1000 días.
Al
finalizar este último plazo se abría la tumba y si la momificación no había
tenido éxito se enterraba el cuerpo con honores, pero si la momificación fue
exitosa el cuerpo era llevado a un templo y adorado como un Buda.
Se
ha comprobado que cientos de monjes intentaron este procedimiento en el norte
de Japón, pero aparentemente solo un par de docenas habrían alcanzado la
momificacion con éxito.
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